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Una semana viajando por Holanda

Canales, molinos de viento, casitas de cuento y el paisaje natural son algunas de las características de Holanda ¿Me acompañas en esta aventura?
Amsterdam, Holanda

Hace dos veranos decidimos viajar a Holanda para descubrir su capital y sus hermosos pueblos. Canales, molinos de viento, casitas de cuento, paisajes verdes y el tiempo cambiante son los grandes protagonistas de esta aventura. ¿Nos acompañas?

Ámsterdam

El 19 de septiembre de 2018 aterrizamos en Ámsterdam y así como llegamos, empezamos a recorrer los muchos canales con los que cuenta la capital holandesa. Con los cinco sentidos puestos en evitar que nos atropellaran las bicicletas que pasaban como bólidos por nuestro lado, nos zambullimos por las calles y canales, a cada cual más bonito.

Hicimos una parada para visitar Begijnhof, un patio medieval habilitado únicamente por beatas en el que a día de hoy continúan viviendo solo mujeres. El silencio y la tranquilidad que se respira lo hace un lugar ideal para descansar del ajetreo de la ciudad.

Amsterdam, Holanda

Dejamos la paz de Begijnhof y volvemos a cruzar los canales para llegar al parque más famoso de la ciudad, Vondelpark. Si la anterior parada era un lugar para descansar, este es todo lo contrario, es el sitio para sacar la niña/o que llevamos dentro y dejarlo subir a los columpios. Nosotros lo pasamos bomba subiéndonos a las altas plataformas y haciendo una carrera a ver quien llegaba antes.

Para finalizar nuestro primer día, fuimos a cenar al mercado gastronómico Foodhallen. Es un local con mucho rollo en el que puedes encontrar todo tipo de comida, eso sí, considérate afortunada/o si encuentras una mesa en la que poder comer sentado, nosotros tuvimos esa suerte, cosa que nuestras piernas agradecieron con creces.

volderpark, holanda
Vondelpark, Ámsterdam

En nuestro segundo día en Ámsterdam pateamos los museos de la ciudad. Siendo el país natal de uno de los mejores pintores de la historia, no nos íbamos a perder un museo dedicado a él. El Museo Van Gogh es un recorrido por su historia a través de grandes obras de arte en la que poder conocer más a fondo el increíble mundo de este pintor.

Visitamos Rembrandthuis, la casa de uno de los principales maestros de la pintura barroca en la que podías recorrer el estudio donde creaba sus obras y enseñaba a sus discípulos. Después de “colarnos” en la intimidad del pintor, lo justo era que fuéramos al Rijks Museum para ver su cuadro estrella y considerado como el más valioso del país: La Ronda Nocturna.

Antes de ir a comer, fuimos a ver donde residió uno de los estudiantes de Rembrandt, estoy hablando de la hermosa casa Van Loon, un pequeño palacete en el que se respiraba la atmósfera de riqueza que experimentó el aprendiz de pintor en aquel momento.

El resto del día lo pasamos recorriendo el centro de la ciudad haciendo una parada en el Museo Ons’ Lieve Heer op Solder, una iglesia católica clandestina construida en una buhardilla y después, cuando el sol se fue, dimos un paseo por el famoso Barrio Rojo.

barrio rojo, Holanda
Barrio Rojo, Ámsterdam

Haarlem y Zaanse Schans

Día 21 de septiembre, nos levantamos temprano para hacer un tour por el estadio del equipo del Ajax, el Johan Cruijff Arena, antes de ir a por el coche y empezar nuestro roadtrip por las carreteras holandesas. Fue salir de Ámsterdam y la bipolaridad del tiempo salió a escena, una actuación que nos acompañaría durante el resto del viaje (¡jupi!).

Nuestra primera parada fue Haarlem, una pequeña ciudad medieval llena de historia y cultura que inspiró a grandes artistas del Siglo de Oro. La tormenta estaba dispuesta a mostrarnos toda su fuerza, pero no nos impidió recorrer el centro de esta hermosa ciudad. Eso sí, acabamos empapados.

Durante el trayecto hacia el pequeño barrio de Zaanse Schans, el mal tiempo parecía que nos iba a dar tregua, incluso el sol se atrevió a asomarse. El lugar era increíble, un paisaje sacado de un cuento. Los numerosos molinos que se alzaban a lo largo del paraje, los pequeños puentes que cruzaban los canales y las coloridas casas le daban al pueblo el toque mágico típico de historia Disney.

Pero la tormenta volvió a aparecer con más fuerza que antes y la tromba de agua que cayó nos obligó a salir por patas. Así que cogimos el coche y pusimos rumbo a Den Helder, municipio que nos acogería durante una noche.

zaanse schans, holanda
Zaanse Schans, Países Bajos

Texel, Medemblik y Hoorn

Día 22 de septiembre, amanecemos en Den Helder y cogemos el ferri para llegar a la isla de Texel con la intención de recorrerla entera.

Desembarcamos en la isla y fuimos a por nuestros vehículos, dos bicicletas eléctricas algo defectuosas (cosa que en ese momento no sabíamos, claro). Emocionados a más no poder, nos ponemos en marcha y empezamos nuestra ventura a lo más Verano Azul.

El paisaje era precioso y teníamos la sensación de que la isla era solo para nosotros, apenas se veía gente y mucho menos coches. Todo era bonito hasta que volvió la lluvia. Yo no fui nada previsora y el único abrigo con el que contaba era una fina y bonita chaquetilla vaquera que se iba empapando a medida que íbamos avanzando.

Llegamos hasta el faro de la isla y el mal tiempo nos dio la tregua suficiente para poder pasear por la playa sin necesidad de cantar bajo la lluvia. Una vez conseguido nuestro objetivo, fuimos a comer una sopita caliente que nos hizo revivir y entrar en calor. Después de reponer fuerzas, volvimos a emprender nuestro viaje de vuelta, un viaje pasado por agua.

Isla de Texel, Holanda
Isla de Texel, Países Bajos

De vuelta a Den Helder, toca coger el coche y cambiar las movidas aguas del Mar del Norte por las intransitadas carreteras holandesas. Nuestra primera parada fue Medemblik, un cuco y pesquero pueblo con mini zoo incluido. Recorrimos las pequeñas callejuelas con sus respectivos puentecillos, llegando hasta el puerto y pasando por una especie de mini zoo con llamas, ciervos y otros animalillos silvestres.

Medemblik nos despide con un largo y musical repique de campanas recordándonos que ya era hora seguir nuestro camino con destino a Hoorn. Llegamos cuando el sol ya se había marchado así que decidimos dar una vuelta rápida por el centro, hermoso y con ciertos toques medievales, y retirarnos a Alkmaar donde pasaríamos la noche.

Hoorn, Holanda
Hoorn, Países Bajos

Beemster, Marken, Volendam y Edam

Despertamos en Alkmaar e iniciamos nuestro camino a la primera parada el Molino Museo Schermenhorn, ubicado en un pólder de Beemster. Si vas a pasar por la zona, te recomiendo que pares a verlo porque es muy divertido recorrer cada recoveco del molino y verlo en pleno funcionamiento, además, la cuidada decoración no te dejará indiferente.

Dejamos el molino atrás y nos encaminamos a Marken, una mini península unida por una carretera que pasa por el lago Ijssel. El pueblo parece un decorado de película y sus tranquilas y coquetas calles te transmiten paz y felicidad, aún siendo un día gris. Las casitas se asemejan a las típicas piezas de coleccionista, talladas con cautela y con la más escrupulosa ornamentación.

marken, holanda
Marken, Países Bajos

Nos despedimos de Marken y le decimos hola a Volendam, un pueblo de pescadores característico por su paseo marítimo y sus animadas calles. Si quieres ver como elaboran el queso, os recomiendo entrar en algunas de las tiendas. No tienes porque comprar nada, puedes pasear tranquilamente y hacer degustaciones de productos tradicionales por el módico precio de 0€.

A menos de 10 minutos en coche, encontramos la localidad del queso por excelencia, Edam. Llegamos cuando ya caía el sol y por esta razón decidimos dar una vuelta por la zona cerca del hotel para ir abriendo el apetito.

Al ser nuestra última noche, nos dimos un festín cenando en el restaurante del hotel. Nos arreglamos con las mejores galas que teníamos en la maleta y disfrutamos de un riquísimo y suculento menú a la luz de las velas. Después de una cena como esta, una duerme muchísimo mejor.

Hotel de Fortuna, Edam

Últimas horas en Holanda y no podíamos haber tenido un mejor regalo de despedida que la mañana tan soleada que nos hizo. Recorrimos el pueblo y topamos con una pequeña tienda de quesos en la que el propietario nos dio a probar, si no son todos, casi todos los que tenia en el mostrador. Por supuesto, nos llevamos un par a casa. No hay mejor vendedor que aquel que ama lo que hace y ese hombre vivía por y para el queso.

Para finalizar el viaje, fuimos a caminar por las afueras de Edam y durante el paseo nos topamos con una casa-molino que nos enamoró. Decidimos inmortalizar el momento obteniendo como resultado una foto de postal que, a día de hoy, sigue siendo mi favorita del todo el viaje. Solo pido que quien viviera en esa hermosa casa no estuviera mirando por la ventana durante nuestro momento photobook.

Edam, Holanda
Edam, Países Bajos

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